Este vidrio se fabrica con un proceso de calentamiento a una temperatura superior a los 650 °C y enfriando rápidamente soplando aire frío sobre sus caras que en nuestro caso se hace con un horno horizontal de alta tecnología que mantiene una perfecta planimetría controlada en forma serial y permite atender las exigentes solicitaciones de nuestra clientela.

Este tipo de vidrio es cuatro veces más resistente al impacto que un vidrio crudo. Para considerar un vidrio templado como de seguridad debe presentar una tensión superficial de compresión no menor a 100 N/mm2.

El vidrio templado resiste cambios bruscos de temperatura y tensiones térmicas seis veces mayores que un vidrio sin templar. Su temperatura de trabajo máxima es del orden de 300 °C

Debido a las tensiones a las que han sido sometido, la rotura se propaga rápidamente dada la liberación de energía que se produce, como consecuencia de ello, se desintegra en pequeños fragmentos que minimizan los riesgos.

Esta es la razón por la que un vidrio templado es considerado como un vidrio de seguridad y es empleado en áreas de riesgo sujetas a la posibilidad de impacto humano.

El patrón de rotura producida bajo condiciones controladas es empleado para definir la calidad de un vidrio templado. En muestra cuadrada de 50 mm de lado, deberán contarse 40 fragmentos como mínimo en espesores iguales o menores a 10 mm.

Otra observación práctica consiste en verificar que el tamaño máximo de los fragmentos no supere cinco veces el espesor del vidrio. Ambos criterios son indicios de una buena calidad de vidrio templado.